Muchos hemos vivido en un gran olvido, sumergidos en un estado alterado de consciencia que predomina en lo individual y en lo colectivo. Nos hemos habituado a la preocupación, el miedo, la ansiedad, el remordimiento, la culpa, el conflicto, la angustia, etcétera. Y hemos terminado por aceptarlos como “lo normal”. Esto nos lleva a vivir con emociones, actitudes y sentimientos destructivos, desconcertantes y aburridos. 

La persona feliz, que se divierte, que ama vivir dentro de la cultura, se rebela ante lo establecido que dicta:

Pero el rebelde sabe de un verdadero conocimiento, ya que vive con la capacidad de experimentar la vida más allá de conceptos aprendidos, heredados y acartonados, que le alejan de la magia y el potencial de cada instante. Esto es un proceso de deshacer, soltar, dejar caer y desaprender. Es acceder a una presencia en la que la paciencia, la sencillez y el “no hacer” son grandes acompañantes.

Recordemos que en la Tabla de Conciencia del Dr. David Hawkins, la diversión está a la altura de la alegría, con 540 de vibración. Al estar en este nivel de conciencia, te sientes completo, no vives con una percepción de carencia, de: “me falta algo”, “alguien me debe”, no hay suficiente, no voy a poder, “perdí”. 

La persona que vive en diversión y en alegría, se ve en el presente como un ser pleno, en un mundo que le pertenece. No le hace falta algo del exterior, ni consejos, ni dramas, no compite, ni se achica. 

Observa su existencia cediendo el paso a lo que no le funciona sin mayor argumento. 

La emoción de la diversión es la serenidad. Cuando estás sereno, te abres a la vida, hay cero resistencias. Cuando estamos en miedo, experimentamos enojo, culpa, frustración y reaccionamos de manera constante.

La mayoría de los seres humanos no llegan a esta comprensión porque su mirada se queda fija en el pasado, en sus puntos de vista, reclamos, y posturas que viven como la realidad. Su énfasis está en querer que otros comprendan sus dramas, esto es lo que ellos viven como empatía. El enfoque está en tener la razón y no en cómo lo que vives, y como lo experimentas tiene que ver contigo. 

Esto crea una barrera para acceder a la diversión y a la plenitud, y se vuelve agotador defender posturas cuando en este momento la libertad de soltar te brindaría todo el poder que crees necesitar, y que con la lástima de otros no encontrarás. Un entorno funcional es el que ve tu grandeza y evapora tus historias.

Tu vida y tu relación con el exterior, o está extendiendo serenidad, diversión, inspiración y bienestar, o está proyectando tus miedos. Y lo que haces desde el miedo es tener reacciones diarias ante tus circunstancias, porque vives en modo inconsciente culpando a otros y tomando la vida de manera personal. 

El miedo es coqueto, nos habla de cerca, en el momento menos pensado se apodera de nuestro comportamiento, de nuestra voz interior. Si no estamos atentos, el miedo toma las riendas de nuestra vida.

Al soltar, entendemos que hay una sabiduría que integra nuestra vida más allá de nosotros. Estamos en donde debemos estar, recibiendo las lecciones para despertar.

No intervengas, vuélvete parte del baile de la vida y contribuye a tu felicidad y diversión.

Recuerda que la vida no te ataca sino qué te responde, cada persona vive su vida en extensión a su estado de conciencia, y se desenvuelve en el mundo de la forma en la que este estado le brinda posibilidades, no te enganches con las limitaciones de otros. Confía y relájate, verás que todo se vuelve más placentero.

Hoy te invito a evaluar y observar las áreas de tu vida en las que te sientes “atado” y aplica la diversión o la serenidad, aligera el paso, ya que son espacios dentro de ti de posible transformación en los que puedes conocerte más. Puedes trabajar los pensamientos, creencias, declaraciones y situaciones puntuales con el Proceso MMK. 

Todo mi amor,

Alejandra Llamas